Por Andrés Nájera
Fotos por yaerahoraenlaradio.blogspot.com,
google.com.mx
Luxemburgo, un país muy pequeño entre Holanda y Francia, con pocos
habitantes, podría ser el paraíso para vivir. Con grandes y bastos bosques,
Luxemburgo está tan cerca de Holanda, que las drogas viajan con facilidad, sin
embargo, ¿heroína?
Hace algunos años, me fui a viajar con mis mejores amigos como buen
mochilero a Europa. Durante los primeros días conocimos, España, Italia,
Francia, Grecia y un poco de Suiza. Después de unos intensos días de relajo y
fiesta en París, decidimos seguir nuestro camino rumbo a la capital mundial de
la mariguana, Amsterdam.
En el mapa vimos un mini país llamado Luxemburgo, y pues dijimos “¿Por
qué no?”. Tomamos nuestras enormes backpacks y un día a las 7 de la mañana nos
dirigimos a la Gare du Nord, en París. Cansados, crudos y desvelados tomamos el
tren hacia Luxemburgo para conocerlo en medio día, ya que nos esperaba la
tierra de los tulipanes.
Llegamos a Luxemburgo y no había gente, era como llegar a Bratislava según
lo describe la película de Eurotrip, nada más que este lugar estaba padrísimo.
Llegamos, y el clima no nos ayudaba mucho, entonces tuvimos que dejar nuestras
enormes y pesadas mochilas llenas de ropa sucia en los lockers de la estación
de trenes.
Dejamos las mochilas, agarramos unas chamarras y conocimos el bello
pueblito. El lugar está muy padre, lleno de árboles y construcciones antiguas,
pero lo que más me impresionó fue cuando regresamos por nuestras mochilas.
Llegamos, y mientras sacábamos nuestras mochilas pasó algo muy impactante.
En ese lapso de 2 minutos, un chava histérica como de 25 años, llega a los
lockers y nos dice, “Please shut up, don’t tell anyone” (Cállense por favor, no
le digan a nadie). Nosotros sin ninguna idea, la ignoramos y en eso llega otro
chavo de la misma edad con una enorme frustración.
En el siguiente segundo, el chavo le baja los jeans a la chava y saca
una jeringa. Nosotros sin ninguna idea de lo que era eso, o lo que iban a
hacer, nos quedamos callados y cerramos los lockers. Mientras la chava se amarraba una tela en la
pierna, el chavo prepara la jeringa para inyectarle la heroína. La chava,
desesperada por recibir el “arponazo” le pide que lo haga rápido. El joven le inyecta la dosis de heroína en la
ingle y la chava se relaja. Ante nuestro
susto y asombro, salimos de los lockers y los chavos estos, siguieron con sus
dosis.
No puedo creer
lo que hace esta pareja, principalmente la chava. Cómo puede ser tan adicta,
que le pide a su novio que la inyecte y más estúpido el chavo por hacerlo. La
chava tiene un problema muy serio, y en vez de resolverlo junto con su pareja,
el novio la ayuda. Es impresionante que haya parejas que hagan esto junto,
solamente están acabando con sus vidas. Considero que la chava no tiene la
conciencia ni la inteligencia para pedirle ayuda a su novio, y esto es un grave
problema de confianza.
Es increíble haber vivido esta experiencia en una simple estación del
tren de un país tan desarrollado y tan culto. Esta es una de las experiencias
más vívidas que he tenido con la droga, y de verdad que te hace pensar mucho en
tu salud. Hay que tener cuidado en Europa, ya que aunque creas que son países
en dónde no hay tanta droga, te equivocas, de hecho hay mucha droga en las
calles.
La heroína es una droga semi-sintética que se presenta generalmente en
forma de polvo blanco o como una pasta o goma marrón. La heroína, generalmente
se introduce al cuerpo por medio de inyecciones en las venas. Es de las drogas más peligrosas porque te
puedes volver adicto muy fácilmente.
Después de la inyección, el adicto siente un brote de euforia, y después
se siente adormecido seguido de un bloqueo de las facultades mentales por la
depresión en el sistema nervioso central.
Algunos efectos de la heroína a largo plazo son; colapso de las venas,
infección del endocardio y de las válvulas del corazón, abscesos, celulitis y
enfermedades del hígado.
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