Entretenimiento…
¿a costa de qué?
Por
León Felipe Bojalil
Foto
por google.com.mx
El pasado jueves 19 de enero, fue clausurado el sitio Megaupload,
internacionalmente famoso por sus contenidos gratuitos de música y películas en
internet. El fundador, Kim Schmitz (quien cambió de manera legal su nombre a
Kim Dotcom) fue arrestado el mismo día, en su mansión “Dotcom” en Auckland,
Nueva Zelanda.
Fue el Gobierno de Estados Unidos quien ordenó, bajo el cargo de
piratería masiva, la captura del ex-hacker, así como el cierre de la página
anteriormente mencionada. Se estima, que Megaupload es responsable de la
pérdida de alrededor de 500 millones de dólares y que obtuvo ganancias cercanas
a los 175 mdd.
No hay duda de que las múltiples páginas de internet que ofrecen
contenidos gratuitos en línea, funcionan de manera ilegal y, por ende, la
riqueza monetaria de Schmitz también lo es.
Todas las películas, series de televisión, canciones, y demás productos
de entretenimiento están protegidas con derechos de autor, que buscan proteger
a quienes crearon dicho producto. Por ejemplo, si alguien quiere hacer uso de
una película, ya sea verla, descargarla, distribuirla, etc., es necesario que
pague derechos de autor. De la misma manera que es necesario pagarle a un
abogado cuando éste presta un servicio.
Sin embargo, ¿tienen todas las personas en el mundo el poder adquisitivo
para poder comprar una serie de televisión, película, disco, etc.?
Lamentablemente, la respuesta es no. En el caso específico de México, comprar una
temporada de una serie de tv cuesta
alrededor de 600 pesos. Eso es prácticamente 10 días del salario mínimo
mexicano.
Por otra parte, rentarlas tampoco es un opción, puesto que te las
prestan por un periodo corto de tiempo, teniendo que pagar una cantidad de
dinero relativamente alta. Entonces, al cerrar las páginas como Megaupload o
Cuevana, estarían limitando el sector de la población con acceso a estos
contenidos.
¿Deberían las grandes compañías
cinematográficas bajar radicalmente sus precios para que fueran accesibles para
todos? ¿Podrían los gobiernos subsidiar las películas? Opciones hay muchas,
pero negarle el entretenimiento a personas menos privilegiadas, quienes pueden
gozar de esto en cafés internet, no es una de ellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario