Prozac, ven
a mí!!!
Por León Felipe Bojalil
Foto por interbrand.com
Según la OMS (Organización mundial de la
salud) cada año se producen alrededor de 1 millón de suicidios a nivel mundial
y este número sigue creciendo. En México, se calcula que el 9% de la población
está deprimida, lo que equivale a la asombrosa cantidad de 11 millones de
personas.
El presupuesto, en los pocos países en que se
contempla la salud mental, es ridículo y claramente no logran cubrir la
demanda. Todo el tema de la depresión es realmente preocupante, pues se estima
que para el 2020 será la causa número 1 de enfermedades en el planeta.
Por suerte, contamos con grandes
farmacéuticas siempre preocupadas por el bienestar de la gente; claro, el
bienestar de quienes sí lo pueden pagar, pues su principal objetivo es el
lucro.
Hoy en día, la fluoxetina (nombre de la
sustancia de antidepresivos como el Prozac, Fontex, Sarafem, entre otros) es
uno de los medicamentes más recetados y comprados
en todo el mundo; perdió el puesto del medicamento más vendido cuando salió al
mercado la famosa pastilla azul, el Viagra (que, por cierto, ya fue superada en
ventas por la pastilla “mágica” de Eli Lilly: Cialis).
En 2001, se venció la patente del Prozac,
fabricado por Eli Lilly, sin embargo, a pesar de ser la fluoxetina más cara del
mercado, sigue siendo la más vendida, muy por encima de los genéricos rivales.
Esto puede ser porque la sociedad mexicana piense
que si se le receta un genérico, va a ser menos efectivo que el medicamento
original. Esto no es el caso si se trata de un genérico intercambiable (GI),
término que se aplica a las medicinas que han demostrado ante la Secretaría de
Salud que sus ingredientes y efectos son idénticos a los del producto original.
En el caso de los demás genéricos y de los similares, pues…
A lo anterior podemos sumarle el hecho de que
los médicos recetan al paciente un nombre comercial en específico, a pesar de
que la ley indica que las prescripciones médicas deben hacerse con el nombre
genérico del medicamento, con el fin de evitar preferencia por una marca.
Es necesario cambiar la creencia de que las
medicinas baratas no son buenas, pues muchas veces sí lo son. Sería bueno
contar con más información para evitar gastar en medicamentos más de lo
necesario, pero en algo que sí funcione.
Por otra parte, es importante no
automedicarse y siempre acudir a un especialista, para que éste pueda
determinar el tratamiento necesario.
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